La magia del cine, a veces, se llama QUÍMICA

HABLEMOS DE SANGRE...

Actualmente, es difícil ir al cine y sentirse realmente sorprendido- sabemos que, con el CGI, las posibilidades son infinitas, y los monstruos son la menor de las preocupaciones cuando se trata de representarlos mediante imágenes computarizadas. No obstante, si nos embarcamos a un viaje hacia el pasado, con películas que comienzan a principios del siglo XX, y todavía algunas hasta los primeros años del siglo XXI, debemos darle crédito a la magia del cine, que fue capaz de crear tanto impacto, sin necesidad de acudir al CGI. 

Permítanme mostrarles un ejemplo con el vestuario y maquillaje de los cenobitas, personajes de una de mis películas de terror favoritas: Hellraiser. 

Dentro del cine, la representación del horror, el terror, y el suspenso, no ha podido olvidarse del factor de impacto más importante: una buena dosis de sangre. 

Para tal ejemplo, demos crédito a Braindead, película de 1992, que, cuentan las malas lenguas, para su grabación requirió cerca de 250 mil litros de sangre (¡con CGI se hubieran ahorrado tal desperdicio! sin embargo, hay que aplaudirles su entusiasmo...)

Bien, no espero que esta entrada se convierta en un "hablemos de mis películas de terror favoritas" dado que yo vengo aquí a hablar de química...

La sangre falsa está involucrada en más de mil formas, comenzando porque las mezclas han sido parte importante en el desarrollo de formulaciones de sangre falsa, con el objetivo de que se vea lo más realista posible.

En un principio, cuando las películas eran en blanco y negro, poco importaba el color de nuestra sangre, pues en pantalla, se vería igual de negra. Películas como Psicosis, del año de 1960, usaron, todavía, el clásico jarabe de chocolate para representar la sangre. 

Más adelante, con la llegada del cine a color, el jarabe de chocolate pasaría a la historia como el ingrediente predilecto para una buena ducha sangrienta. 

Una de las formulaciones de cajón para la sangre falsa es la sangre de Kensington, que se acerca, en mayor medida, al aspecto de la sangre real. 



Sin embargo, si deseas preparar sangre falsa desde casa, te recomiendo seguir la siguiente receta:
  • 2 tazas de jarabe de maíz
  • 1 taza de agua 
  • 10 cucharadas de harina de maíz 
  • 10 cucharaditas de colorante rojo para alimentos 
  • 10 gotas de colorante alimentario azul
  • Unas gotas de menta concentrada (esta alternativa es opcional, sirve para darle otro sabor a la sangre, en caso de que tu papel sea el de un vampiro... si debes tomarte la sangre, que al menos sepa bien)

Cabe destacar otras posibilidades a tu alcance: si lo que deseas es que la sangre sea inmediata tras un supuesto "corte" con algún objeto como cuchillos o hachas, vale la pena explicar la siguiente reacción:

3KSCN + FeCl→ Fe(SCN)3 + 3KCl

Una solución de KSCN (tiocianato de potasio) reacciona con una solución de FeCl(cloruro de hierro (III)) para dar lugar al tiocianato de hierro (III), el cual presenta una coloración marrón rojiza, similar a la sangre. Si colocamos un poco de solución de cloruro de hierro en nuestra piel y después pasamos un cuchillo (¡SIN FILO!) que contenga la solución de tiocianato de potasio, podremos ver cómo se crea el efecto de un corte. 
Para mayor claridad, te recomiendo que veas el siguiente vídeo:



La sangre es un elemento fascinante en el cine, y si bien, ahora puede ser recreada mediante CGI, los entusiastas estudiantes de cine tienen que ingeniárselas para buscar alternativas a su alcance que les permita desarrollar sus cortometrajes y largometrajes. Para ustedes, que no tienen al alcance el CGI, pero sí la pasión, recuerden que el principal factor de impacto es... ¡La creatividad!

Y la ciencia (desde luego, la química) puede ayudarlos en este proceso.
Este es el primer ejemplo de ello, continuaré con los demás en las próximas entradas.


Referencias

Comentarios

  1. Wow! Que manera de divulgar y explicar algo que día a dia vemos en series y peliculas. Muy informativo.

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